Bienvenida a los cambios
Presentación del territorio y contribución a una bienvenida por los cambios.
Rainer María Hauser.
Quiero mencionar -como saludo-, lo que en mi conocimiento es un hecho trascendente. Se trata de la primera vez en la historia de Chile que un Antropólogo es Ministro de la República. Tal vez, sólo quien ha ejercido durante años una cátedra de antropología y que en consecuencia tenía que bregar diariamente por transmitir a sus alumnos el carácter práctico de la teoría[1], podrá entender la importancia del reconocimiento disciplinario que con este hecho se institucionaliza ahora en nuestra historia, con la nueva ministra de Mideplan. Nadie mejor que un antropólogo, por otra parte, ha estudiado la importancia de la iniciación y está más capacitado para comprender el sentido ritual de los tiempos de pasaje, como el que hoy vivimos y del que estas palabras resuenan como un eco.
Que este antropólogo sea en la ocurrencia de sexo femenino (y que ello marcara una tendencia), no debiera en nada alterar el sentido transdisciplinario de mis palabras. De hecho, al contrario de lo que ocurre en otras disciplinas –y en avance sobre las luchas sociales por la emancipación sexual que prefigura- , el desarrollo de la antropología en el mundo, ha estado marcado por las tempranas participaciones cualitativas de la mujer, quien ciertamente encontró en la diversidad cultural una fuente de inspiración a sus luchas por romper la hegemonía polisémica del monoteísmo masculino y sus diferentes reificaciones en lo social.
Así y sin detenernos en ejemplos externos, como Margaret Mead o Ruth Bennedict, quienes tal vez en función de sus aportes se sitúen en niveles superiores a la mayoría de sus congéneres, todavía predominantemente masculinos, consideremos entre nosotros a Grete Motsny, primera directora de la recién inaugurada Escuela de Antropología de la Universidad de Chile, en un ya agitado 1972, dónde la antigüedad del hombre en Chile no revestía aún para nosotros la importancia cultural que hoy le otorgamos, pero dónde no menos sus contribuciones tenían el sentido político que sin ella habría sido inimaginable pudiéramos otorgarle hoy. O Anne Chapman, quien a través de investigaciones de toda una vida en los territorios del más extremo sur del país, contribuyó a revolucionar la comprensión de las estructuras sociológicas de sus habitantes originarios, poniendo de manifiesto la hegemonía del dominio femenino entre nuestros ancestros fueguinos, los Selk´nam.
Las líneas teóricas directrices, que este saludo expresa, no se han afianzado sin embargo en la dirección culturalista de las escuelas que ellas representan, sino en la tradición de una concepción estructural, alimentada por Marx y Freud[2] que encuentra en el símbolo la superación sintética de los opuestos y remite así a la vez, a definiciones que comprenden la mayor complejidad y la simplicidad más extrema de nuestra naturaleza entonces cultural, proyectando en un paradojal presente ya superado por el futuro que incuba, el pasado mas arcaico que lo origina.
El aporte práctico de una visión teórica comprensiva de las condiciones inciertas y cambiantes de una realidad extremadamente compleja, como la que vivimos, se hace particularmente necesario en ámbitos como el de establecer un sistema de protección social para todos los chilenos, tarea que en un espacio social tensionado por la entrada en vigor de los tratados de libre comercio y por la plena incorporación de nuestro país a las dinámicas internacionales, recién encuentra en las transformaciones institucionales que ha producido, los elementos que le permiten superar el trauma del pasado y avanzar con decisión hacia las condiciones de justicia, equidad y participación, que permitan identificarlo como nuestro aporte eficaz a la democracia avanzada.
Este momento histórico en que lo más nuevo se toca con lo mas viejo, en el centro del sentido que la confluencia imprime a su dinámica, cuando -con el efecto de lo que en teoría del caos se llama un “atractor extraño”-, inesperadamente, irrumpe la transformación innovadora desde dentro de nuestro cotidiano, habituado al cansino ejercicio de repetir sin interrogarse lo ya sabido, exigiendo otros conceptos que describan lo nuevo y la resignificación de aquello que ya creíamos haber nombrado, dotando a la teoría de un paradojal contenido inmediatamente pragmático, también es una reorganización de la continuidad y el cambio.
Sin duda seguiremos haciendo lo que hemos hecho, pero lo haremos mejor. Nosotros, desde el SiiS, que promovemos el cambio y que no consideramos las tecnologías sino como el soporte de las redes humanas que la dotan de contenido y a cuyas necesidades responden, no sabríamos menospreciar la base sobre la que debe apoyarse nuestra política y reconocemos el legado que nos heredan las anteriores administraciones, dotando de infraestructura adecuada a la gestión de procesos nuestro sistema y sentando las bases del Sistema Nacional de Protección Social Integrado y Solidario.
Se podría agregar a este saludo, la necesidad de profundizar en la transparencia y participación en la toma de decisiones, como una de nuestras tareas pendientes. No hay transparencia porque se ha instaurado de manera hegemónica e indiscutible en la administración pública, el modelo jerárquico autoritario, acorde al individualismo que impera como único valor de mercado y que fortalece un estilo de liderazgo arbitrario, intrínsecamente opuesto al surgimiento y expresión de aquello que es diferente, es decir, de la diversidad, que hoy asumimos como uno de los máximos valores societales y uno de nuestros más fértiles campos de pensamiento y acción.
Será sin duda la propia globalización dentro de la cual estamos y que a medida que pase el tiempo será cada vez más importante en sus expresiones inmediatas y locales, quien se encargará de portar la mirada alejada que requiere al análisis objetivo y nos entregue las claves de lo hecho y lo que nos falte por hacer. Así, la profundización de las Metas del Milenio en la perspectiva de la incorporación de variables medioambientales y regionales, o el cambio decidido hacia lo cualitativo en los criterios de medición de la relación entre las clases sociales, habrán de ser fundamentales no solo en el pleno interno, sino que tal vez constituyan un significativo aporte a tareas similares en otros lugares del globo, que hoy como nosotros, saludan la comprensión de la diversidad y el paradigma emergente de los nuevos tiempos.[3]
rmh/.
[1]. “En un mundo ansioso y enfermo como el nuestro, la antropología no puede contentarse con el sitial que sus logros teóricos debieran bastar para otorgarle, sino que además debe esforzarse por demostrar para que sirve” C.Levi-Strauss: 1958
[2] “ Desde una perspectiva social el primero e individual el segundo, Marx y Freud nos han enseñado que comprender siempre consiste en traducir una realidad a otra, que el sentido último de lo real nunca es el que primero se manifiesta y que la naturaleza de lo real ya se anuncia en el cuidado con que se oculta”. C.Levi-Strauss: 1974.
[3] “La gran tarea pendiente de la República Popular China en los años a venir, será la construcción de un Sistema Nacional de Protección Social”. Jeffrey Sachs, The end of Poverty. 2004.
Rainer María Hauser.
Quiero mencionar -como saludo-, lo que en mi conocimiento es un hecho trascendente. Se trata de la primera vez en la historia de Chile que un Antropólogo es Ministro de la República. Tal vez, sólo quien ha ejercido durante años una cátedra de antropología y que en consecuencia tenía que bregar diariamente por transmitir a sus alumnos el carácter práctico de la teoría[1], podrá entender la importancia del reconocimiento disciplinario que con este hecho se institucionaliza ahora en nuestra historia, con la nueva ministra de Mideplan. Nadie mejor que un antropólogo, por otra parte, ha estudiado la importancia de la iniciación y está más capacitado para comprender el sentido ritual de los tiempos de pasaje, como el que hoy vivimos y del que estas palabras resuenan como un eco.
Que este antropólogo sea en la ocurrencia de sexo femenino (y que ello marcara una tendencia), no debiera en nada alterar el sentido transdisciplinario de mis palabras. De hecho, al contrario de lo que ocurre en otras disciplinas –y en avance sobre las luchas sociales por la emancipación sexual que prefigura- , el desarrollo de la antropología en el mundo, ha estado marcado por las tempranas participaciones cualitativas de la mujer, quien ciertamente encontró en la diversidad cultural una fuente de inspiración a sus luchas por romper la hegemonía polisémica del monoteísmo masculino y sus diferentes reificaciones en lo social.
Así y sin detenernos en ejemplos externos, como Margaret Mead o Ruth Bennedict, quienes tal vez en función de sus aportes se sitúen en niveles superiores a la mayoría de sus congéneres, todavía predominantemente masculinos, consideremos entre nosotros a Grete Motsny, primera directora de la recién inaugurada Escuela de Antropología de la Universidad de Chile, en un ya agitado 1972, dónde la antigüedad del hombre en Chile no revestía aún para nosotros la importancia cultural que hoy le otorgamos, pero dónde no menos sus contribuciones tenían el sentido político que sin ella habría sido inimaginable pudiéramos otorgarle hoy. O Anne Chapman, quien a través de investigaciones de toda una vida en los territorios del más extremo sur del país, contribuyó a revolucionar la comprensión de las estructuras sociológicas de sus habitantes originarios, poniendo de manifiesto la hegemonía del dominio femenino entre nuestros ancestros fueguinos, los Selk´nam.
Las líneas teóricas directrices, que este saludo expresa, no se han afianzado sin embargo en la dirección culturalista de las escuelas que ellas representan, sino en la tradición de una concepción estructural, alimentada por Marx y Freud[2] que encuentra en el símbolo la superación sintética de los opuestos y remite así a la vez, a definiciones que comprenden la mayor complejidad y la simplicidad más extrema de nuestra naturaleza entonces cultural, proyectando en un paradojal presente ya superado por el futuro que incuba, el pasado mas arcaico que lo origina.
El aporte práctico de una visión teórica comprensiva de las condiciones inciertas y cambiantes de una realidad extremadamente compleja, como la que vivimos, se hace particularmente necesario en ámbitos como el de establecer un sistema de protección social para todos los chilenos, tarea que en un espacio social tensionado por la entrada en vigor de los tratados de libre comercio y por la plena incorporación de nuestro país a las dinámicas internacionales, recién encuentra en las transformaciones institucionales que ha producido, los elementos que le permiten superar el trauma del pasado y avanzar con decisión hacia las condiciones de justicia, equidad y participación, que permitan identificarlo como nuestro aporte eficaz a la democracia avanzada.
Este momento histórico en que lo más nuevo se toca con lo mas viejo, en el centro del sentido que la confluencia imprime a su dinámica, cuando -con el efecto de lo que en teoría del caos se llama un “atractor extraño”-, inesperadamente, irrumpe la transformación innovadora desde dentro de nuestro cotidiano, habituado al cansino ejercicio de repetir sin interrogarse lo ya sabido, exigiendo otros conceptos que describan lo nuevo y la resignificación de aquello que ya creíamos haber nombrado, dotando a la teoría de un paradojal contenido inmediatamente pragmático, también es una reorganización de la continuidad y el cambio.
Sin duda seguiremos haciendo lo que hemos hecho, pero lo haremos mejor. Nosotros, desde el SiiS, que promovemos el cambio y que no consideramos las tecnologías sino como el soporte de las redes humanas que la dotan de contenido y a cuyas necesidades responden, no sabríamos menospreciar la base sobre la que debe apoyarse nuestra política y reconocemos el legado que nos heredan las anteriores administraciones, dotando de infraestructura adecuada a la gestión de procesos nuestro sistema y sentando las bases del Sistema Nacional de Protección Social Integrado y Solidario.
Se podría agregar a este saludo, la necesidad de profundizar en la transparencia y participación en la toma de decisiones, como una de nuestras tareas pendientes. No hay transparencia porque se ha instaurado de manera hegemónica e indiscutible en la administración pública, el modelo jerárquico autoritario, acorde al individualismo que impera como único valor de mercado y que fortalece un estilo de liderazgo arbitrario, intrínsecamente opuesto al surgimiento y expresión de aquello que es diferente, es decir, de la diversidad, que hoy asumimos como uno de los máximos valores societales y uno de nuestros más fértiles campos de pensamiento y acción.
Será sin duda la propia globalización dentro de la cual estamos y que a medida que pase el tiempo será cada vez más importante en sus expresiones inmediatas y locales, quien se encargará de portar la mirada alejada que requiere al análisis objetivo y nos entregue las claves de lo hecho y lo que nos falte por hacer. Así, la profundización de las Metas del Milenio en la perspectiva de la incorporación de variables medioambientales y regionales, o el cambio decidido hacia lo cualitativo en los criterios de medición de la relación entre las clases sociales, habrán de ser fundamentales no solo en el pleno interno, sino que tal vez constituyan un significativo aporte a tareas similares en otros lugares del globo, que hoy como nosotros, saludan la comprensión de la diversidad y el paradigma emergente de los nuevos tiempos.[3]
rmh/.
[1]. “En un mundo ansioso y enfermo como el nuestro, la antropología no puede contentarse con el sitial que sus logros teóricos debieran bastar para otorgarle, sino que además debe esforzarse por demostrar para que sirve” C.Levi-Strauss: 1958
[2] “ Desde una perspectiva social el primero e individual el segundo, Marx y Freud nos han enseñado que comprender siempre consiste en traducir una realidad a otra, que el sentido último de lo real nunca es el que primero se manifiesta y que la naturaleza de lo real ya se anuncia en el cuidado con que se oculta”. C.Levi-Strauss: 1974.
[3] “La gran tarea pendiente de la República Popular China en los años a venir, será la construcción de un Sistema Nacional de Protección Social”. Jeffrey Sachs, The end of Poverty. 2004.
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